La creatividad es el motor del progreso y el cambio. En este artículo exploraremos cómo el pensamiento divergente y el asombro son esenciales para estimular la creatividad y ayudarnos a resolver problemas de manera novedosa y efectiva. Aprenderemos sobre las técnicas para desbloquear el poder del pensamiento divergente y cómo el asombro puede ayudarnos a enfocarnos en lo desconocido y lo maravilloso. También analizaremos cómo estas herramientas pueden ayudarnos a innovar y aprovechar al máximo nuestro potencial creativo. Este artículo es una lectura obligada para todos aquellos interesados en mejorar su creatividad y en descubrir nuevas formas de resolver problemas.
¿Has notado que algunas veces "fácil" quiere decir "difícil"? ¿Alguna vez te han asignado una tarea que a simple vista es sencilla, pero que a ti te resulta especialmente difícil. Para nadie más lo es, solamente para ti?
Es ahí, en ese punto, cuando nace la frustración. A ese sentimiento nos enfrentamos todos los días los que nos movemos en este mundo del marketing y de la creatividad. A veces entran los compañeros o los jefes y dicen: hay que pensar fuera de la caja… ayúdame tú que eres tan creativo.
Charles Mingus, el célebre compositor y músico de jazz decía una frase contundente: "La creatividad es algo más que ser diferente. Cualquiera puede pensar de forma extraña; eso es fácil. Lo difícil es ser tan sencillo como Bach. Hacerlo sencillo, asombrosamente sencillo, eso es creatividad".
Entonces comienzan las preguntas. Mayéutica pura. Eso ya está inventado desde antes de los griegos. ¡Ya todo está inventado!, la originalidad es una quimera inalcanzable. La originalidad no es otra cosa que la imitación con criterio, como decía Voltaire.
La primer pregunta siempre es "por qué". Ahora que la moda es salir de la zona de confort da la impresión a veces de que nadie se pregunta por qué. Es decir, llevamos toda la vida construyendo nuestra zona de confort y ahora resulta que para ser exitoso tenemos que salirnos de allí. ¡Ridículo!
A mí déjeme aquí calentito y confortable… Aquí adentro es seguro, conocido, predecible. ¿Voy a arriesgar mi reputación, mi tranquilidad, mi comodidad?. A mejores fiestas he declinado la invitación. Salgan ustedes que yo los espero aquí. Tráiganme regalos. Ese es un lujo que pocos se pueden dar. Tal vez tenemos mucho que perder.
Pero tal vez tenemos más que perder si no lo hacemos. Piensen en esto: hace algunos años tener acceso a la información necesaria para tomar decisiones acertadas era más difícil, ahora estamos conectados y la información está ahí, al alcance de un clic. Todo depende justamente de lo que hacemos con esa información. Lo que hacemos. Entonces salir de la caja deja de ser un lujo y se convierte en una necesidad. Pensar creativamente es una necesidad para las empresas de hoy. Triario, por ejemplo, es una agencia especializada en crecimiento y con un altísimo componente técnico. Hace años comenzamos a transitar el camino hacia una cultura fuerte de los datos y lo técnico. Ese énfasis nos dio madurez, nos dio propósito, nos dio foco, nos hizo diferentes.
Pero a veces la cultura fría del dato y la obsesión por el resultado nos aleja de los caminos con creatividad, y eso puede ser muy peligroso. Cuando este momento llega debemos hacer un esfuerzo consciente por entender mejor los temas de StoryTelling y StoreBrand.
Storytelling es la práctica de contar historias con el propósito de entretener, educar o persuadir a la audiencia. Por su parte, Story Brand es una técnica de marketing que se enfoca en utilizar el poder del storytelling para conectar con el público y hacer que su marca se destaque en el mercado. Ambos tienen como objetivo contar historias, pero mientras que el storytelling se enfoca en cualquier tipo de historia, Story Brand se enfoca en contar historias que ayuden a vender un producto o servicio de manera efectiva.
Entonces aquí viene la otra pregunta: ¿Cuál es la famosa caja de la que nos pide todo el mundo que salgamos? Debemos tener una definición clara para que hablemos de algo específico. No es nuestra mente, porque no se puede pensar por fuera de la mente. Pero sí es el límite dentro de nuestras mentes, el límite entre lo que sabemos y lo que todavía no hemos pensado.
Steve Jobs decía que "la creatividad es simplemente conectar cosas. Cuando le preguntas a las personas creativas cómo hicieron algo, se sienten un poco culpables, porque en realidad no lo hicieron, simplemente vieron algo. Algo que después de algún tiempo, les pareció obvio".
¿Cuál es la estructura de nuestro conocimiento? La mente es un fenómeno que emerge del mecanismo que es nuestro cerebro. Cerebro: Hardware, mente: software. Empezamos con unas condiciones iniciales como nuestra herencia genética. Luego tenemos condiciones limitantes, como el ambiente en el que nacimos. Y tenemos también experiencias indirectas; que son los años que pasamos en el colegio, en la universidad y las decenas de cursos y acreditaciones que hacemos para mantenernos actualizados, para aprender lo que ya otro pensó antes, lo que otros y descubrieron y lo que otros ya crearon.
Por último está nuestra experiencia directa: nuestros éxitos, nuestros fracasos, todo aquello que nos hace ser lo que somos. El conjunto de esas cosas crea la famosa "caja" en la que vivimos; una especie de hormiguero. Y lo que pensamos y hacemos dentro de ese hormiguero, dentro de esa caja, nos hace sentir seguros. Porque lo que está afuera es invisible a nuestros ojos, no sabemos que hay afuera, quizás solamente incertidumbre y miedo. Por eso es tan riesgoso, porque nadie sabe.
Lo más importante es que salir de la caja es incluso necesario para nuestra dignidad como seres humanos, porque es nuestra necesidad de experimentar nuevos caminos lo que nos define como humanos.
Y aquí nace entonces la otra pregunta clásica: Cómo. ¿Cómo se hace para salir de esta trampa calentita y confortable? Tiene que haber una forma de descifrar esos mecanismos. No podemos estar esperando siempre que nos caiga una manzana en la cabeza para tener una revelación, un momento Eureka.
La realidad está allá afuera para que la percibamos, y tenemos muchas ideas que vienen de nuestra información convergente, que son las ideas dominantes, aquello que nos han enseñado. Entonces cuando estamos pensando en una campaña para un cliente, por ejemplo, tenemos requisitos, especificaciones y sabemos cómo son las cosas porque siempre han sido de esa manera. Pero si queremos salir de la caja necesitamos algo más… una chispa, una coquetería… algo que va más allá de la información convergente.
Necesitamos esa información divergente para cruzar los límites de nuestra mente: pasar de lo que sabemos a lo que todavía no hemos pensado. Este es el mecanismo esencial que nos lleva a un lugar al que no sabemos cómo llegar.
Salir de la caja es una situación que nos hace sentir potencialmente inseguros y nos genera deseos de regresar inmediatamente a la calidez de lo conocido. Esa es una tentación a la que debemos resistir. Debemos valorar el pensamiento de largo aliento. A veces creemos que el copy, que el asunto del correo, son chispazos de brillantez. Pero el pensamiento de largo aliento es otra cosa, se parece más a una sinfonía o a un poema: no se juzgan las notas sueltas o las palabras sueltas, es la composición de todo lo que nos hace conmover, lo que nos comunica sentido, lo que nos transporta. Debemos hacer lo mismo con nuestros conceptos y con los conceptos que pensamos para nuestros clientes, llevarlos más lejos. Podemos usar asociaciones de ideas, combinaciones de ideas, extracción de principios y aplicaciones de esos principios en áreas donde jamás han sido aplicados. Necesitamos tener la mente abierta, ser fluidos, buscar alternativas y no la respuesta correcta, porque cuando pensamos creativamente no hay una única respuesta correcta.
¿Pero entonces cómo se determina el valor de una nueva idea? Esto ya se le tuvo que haber ocurrido a alguien. Todos esos son mecanismos que usamos para matar nuestra ideas. La única solución ahí es resistir. Resistir esa voz que nos dice que no somos dignos ni aptos. Debemos emparejar esa nueva idea con nuestro propósito inicial.
Y es aquí donde sale a luz una palabra que me encanta: Serendipia, que es Circunstancia de encontrar por casualidad algo que no se buscaba. Este concepto es incluso espiritual: generamos las condiciones para que lo fortuito pase. Lo fortuito pasa todo el tiempo ante nuestros ojos, pero muchas veces no lo vemos. Debemos entrenar la vista para que se haga visible. “La imaginación es el principio de la creación. Imaginamos lo que deseamos, perseguimos lo que imaginamos y finalmente, creamos lo que perseguimos”. George Bernard Shaw.
Si el ambiente de trabajo en tu empresa castiga el error, el atrevimiento, la osadía, nadie va a querer salir de la caja nunca, ¿Por qué querríamos?. Nos quedamos haciendo los mismos game plans, las mismas ofertas de contenido, las mismas estrategias de SEO y de pauta que ya sabemos que resultan y por las que nos contratan los clientes, además. Si quieres estimular ambientes creativos debes abrirle la puerta a la información divergente, tienes que juntar y mezclar diferentes disciplinas, diferentes formas de ver el mundo, diferentes culturas. Tienes que usar metáforas en la organización.
A nuestras empresas les hace falta poesía porque creemos que la poesía es escribir cositas bonitas o frasecitas ocurrentes y palabras que rimen. Pero la poesía es el camino hacia el pensamiento divergente.
Léelo aquí: https://www.triario.co/blog/tactica-y-estrategia-el-inbound-marketing-segun-mario-benedetti
Jaime Jaramillo, el célebre poeta nadaista, hace una distinción entre lo que es redactar y lo que es escribir. Dice:
"No debe confundirse redactar con escribir. Aprender a redactar es fácil. La mayoría de las personas pueden hacerlo. Para eso existen las normas, a las que algunos llaman técnica. Escribir es más difícil y solo está al alcance de una minoría. Porque, mientras redactar solo requiere una gramática y el conocimiento de lo que se desea expresar, escribir es creación y por lo tanto requiere inventiva, imaginación, fantasía, originalidad, elocuencia y genialidad en algún grado.
Redactar es un trabajo de la inteligencia racional. Escribir es realizar una obra de arte. La obra de arte va más allá de la lógica. Por lo general hay en ella algo inexplicable. Por eso se habla de creación. Un párrafo redactado comunica ideas, transmite noticias.
Un párrafo escrito comunica emociones, excita la sensibilidad, convierte la energía en belleza."